El calor específico es la cantidad de energía necesaria para elevar la temperatura de un peso determinado de un número determinado de grados. Este calor específico varía según los diferentes materiales y tejidos corporales.
Por ejemplo, la piel tiene un mayor calor específico que la grasa o el hueso, y el agua tienen un mayor calor específico que el aire. Los materiales con un calor específico elevado requieren más energía para alcanzar el mismo aumento de temperatura que los materiales.
Los materiales con calor específico alto mantienen también más energía que los materiales con un calor específico bajo estando ambos a la misma temperatura. Por lo tanto, para transferir la misma cantidad de calor a un paciente, los agentes térmicos con un calor específico alto, como el agua, se aplican a temperaturas más bajas que los agentes térmicos basados en aire, como fluidoterapia.
El calor específico de un material se expresa generalmente en JULIOS por gramo por grado Celsius (J/g/°C).
Bibliografía
Cameron,M.,. Agentes térmicos: frio y calor. En Agentes físicos en rehabilitación de la investigación a la práctica(132-134). España: Elsevier.
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